Comience cuidando bien sus pies . Establezca un horario todos los días para revisarlos.
Controle sus pies diariamente. Mire sus pies descalzos para detectar manchas rojas, cortes, hinchazón y ampollas. Si no puede ver la parte inferior de sus pies, use un espejo o pida ayuda a alguien.
Lávase los pies todos los días .Lávese los pies con agua templada una vez al día. Séquelos suavemente, especialmente entre los dedos de los pies. Use una piedra pómez para frotar suavemente la piel donde se forman fácilmente los callos. Espolvoree polvo de talco o almidón de maíz entre los dedos de los pies para mantener la piel seca. Use una crema en la parte superior e inferior de los pies para mantener la piel suave.
No elimine los callos u otras lesiones en los pies usted mismo. Para evitar lesiones a su piel, no use una lima de uñas, cortauñas o tijeras en callos, juanetes o verrugas. No use removedores de verrugas químicas. Consulte a su médico o podólogo para la eliminación de cualquiera de estas lesiones.
Mantenga su piel suave y lisa. Frote con crema la parte superior e inferior de los pies, pero no entre los dedos de los pies.
Si puede ver y alcanzar las uñas de los pies, córtelas cuando sea necesario. Recorte sus uñas de los pies en línea recta y limpie los bordes con una lima de uñas.
Use zapatos y calcetines en todo momento. Nunca camine descalzo.
Use calcetines limpios y secos. Use calcetines hechos de fibras que eliminen el sudor de su piel, como el algodón y las fibras acrílicas especiales, no el nylon. Evite los calcetines con bandas elásticas apretadas que reducen la circulación, así como los calcetines gruesos y voluminosos que a menudo se ajustan mal e irritan la piel.
Compre zapatos que se ajusten adecuadamente. Compre zapatos cómodos que se ajusten bien y que brinden soporte y amortiguación para el talón y el arco del pie. Evite los tacones altos o los zapatos estrechos . Si un pie es más grande que el otro, ajuste la talla que compre a su pie de mayor tamaño. Es posible que su médico le recomiende zapatos especialmente diseñados (zapatos ortopédicos) que se ajusten a la forma exacta de sus pies, proporcionen amortiguación y distribuyan uniformemente el peso sobre sus pies.
Proteja sus pies del frío y el calor. Use zapatos en la playa. No ponga sus pies en agua excesivamente caliente. Pruebe el agua antes de poner los pies en ella como lo haría antes de bañar a un bebé. Nunca use botellas de agua caliente, almohadillas térmicas ni mantas eléctricas. Puede quemar sus pies sin darse cuenta.
Mantenga la sangre fluyendo a sus pies. Levante los pies mientras esta sentado. Mueva los dedos de los pies y mueva los tobillos hacia arriba y hacia abajo durante cinco minutos, dos o tres veces al día. No cruce las piernas por largos períodos de tiempo.
No fume. Fumar afecta la circulación y reduce la cantidad de oxígeno en la sangre. Estos problemas circulatorios pueden ocasionar heridas graves y mala curación. Hable con su médico si necesita ayuda para dejar de fumar.
Programe revisiones regulares de sus pies. Su médico o podólogo puede inspeccionar sus pies para detectar signos tempranos de daño a los nervios, mala circulación u otros problemas en los pies. Programe los exámenes de los pies al menos una vez al año o más si lo recomienda su médico.
Tómese las lesiones en los pies en serio. Comuníquese con su médico si tiene una herida en el pie que no comienza a sanar en pocos días u otros problemas persistentes con sus pies. Su médico inspeccionará sus pies para hacer un diagnóstico y prescribir el tratamiento apropiado.